Skip to main content

Saprea > Recursos de sanación en línea > Nuestro enfoque >Recursos de sanación: Desarrollar el pensamiento aspiracional

RECURSOS DE SANACIÓN:

Desarrollando el pensamiento aspiracional

El pensamiento aspiracional es dirigir tus pensamientos hacia el futuro con la creencia de que puedes sanar.

Muchos sobrevivientes de abuso sexual infantil luchan con emociones encontradas al considerar el futuro. Teniendo en cuenta el trauma que han sufrido en el pasado, y su impacto persistente en el presente, los sobrevivientes pueden experimentar dificultades para visualizar un futuro esperanzador y más feliz. Mirar al futuro puede ser especialmente difícil cuando gran parte de la energía de un sobreviviente se gasta en responder a los factores detonantes y estresantes del presente.

Ahí es donde entra en juego el pensamiento aspiracional. Al considerar lo que queremos para nosotros mismos y para el futuro, nos sentimos más capacitados para centrarnos en pensamientos y acciones sanadoras en el presente.

¿Qué es el pensamiento aspiracional?

El pensamiento aspiracional es dirigir tus pensamientos hacia el futuro con la creencia de que puedes sanar. Ayuda a cambiar tu enfoque y tu comportamiento, alejándote de las elecciones influenciadas por el sistema límbico reactivo y acercándote a las elecciones moldeadas por el lóbulo frontal analítico. Con este cambio de enfoque, puedes tomar más fácilmente decisiones que reflejen tus esperanzas, tus sueños y el futuro que quieres, en lugar de decisiones impulsadas por el miedo y la angustia emocional.

¿Cómo empiezas a practicar el pensamiento aspiracional? La respuesta es sencilla: estableciendo intenciones.

¿Cuál es la diferencia entre una meta y una intención?

Una meta es una marca medible que nos proponemos alcanzar; las intenciones se refieren más a lo que somos y a lo que necesitamos en el momento presente. Las intenciones son independientes de las metas; se viven cada día y se centran en las aspiraciones que tenemos y en la relación que hemos fomentado con nosotros mismos. Las metas pueden marcarse una vez que se han completado, pero las intenciones son el centro de nuestras metas. Pueden adoptar la forma de declaraciones continuas que ofrecen una orientación duradera a nuestra vida cotidiana. En última instancia, fijar objetivos es mirar hacia delante, mientras que fijar intenciones es mirar hacia dentro para ayudarte a entender los tipos de metas que quieres establecer. 

Establecer intenciones también te da la oportunidad de alinear lo que eres con lo que quieres aportar cada día. Cuando estableces tus intenciones, tienes el poder de definir tus aspiraciones y cómo vivirlas cada día para acercarte al futuro que imaginas.

¿Por qué establecer intenciones puede ser tan difícil para los sobrevivientes de abuso sexual infantil?

La vergüenza puede ser una barrera que nos impide establecer intenciones. Ya sea que se trate de sentimientos de derrota y tristeza, o de pensamientos como "no merezco sanar", o "nunca podré llevar a cabo las intenciones que me propongo", estos sentimientos pueden desalentarnos de desarrollar un pensamiento aspiracional.

Podemos combatir estos pensamientos basados en la vergüenza estableciendo una intención que nos ayude a redirigir nuestra percepción de nosotros mismos en una dirección más útil. Por ejemplo, si tienes el pensamiento "Siempre estaré atrapada en estos pensamientos negativos", puedes escribir una intención que te ayude a cambiar esa creencia. Podrías establecer la intención: "Verme a mí misma bajo una luz más compasiva".

¿Cómo puedo establecer una intención?

Establecer intenciones es diferente para todos. Pueden establecerse diariamente, semanalmente o mensualmente. Pueden escribirse como una oración, una frase o una palabra. Para una persona, puede ser escribir en su agenda: "Me acerco a las nuevas situaciones con curiosidad y mente abierta". Para otra, es la frase "amabilidad con el cuerpo" en una nota adhesiva junto al espejo del baño. Incluso puede ser la palabra "explorar" o "gratitud" o "alimentación" colocada en un tablero de visión y rodeada de imágenes que visualicen esa intención.

Adopta el enfoque que mejor te funcione y se adapte a tus necesidades, intereses y rutina. Independientemente de lo que intentes, empieza por identificar un pensamiento o acción que fomente la sanación en tu vida. Al hacer esto, estás desarrollando un pensamiento aspiracional. Una parte clave de la aspiración es reconocer que las cosas no seguirán igual para siempre. Por lo tanto, el establecimiento de intenciones comienza con echar un vistazo al futuro y ver un nuevo potencial, es decir, ver un futuro que es diferente de la forma en que "siempre" ha sido o de la forma en que "siempre" será. Se trata de considerar lo que quieres y establecer la intención de avanzar hacia un futuro conformado por esos deseos.

¿Y si no sé lo que quiero?

Como muchas sobrevivientes dedican gran parte de sus energías a manejar los efectos de su trauma en el presente, puede ser difícil dar un paso atrás y considerar lo que quieren para el futuro.

Una forma de ayudarte a identificar qué aspecto tiene un futuro esperanzador para ti es considerar estas preguntas:

  • ¿Cuándo soy más feliz?
  • ¿Cómo me gustaría esforzarme? 
  • ¿Qué emoción me gustaría que impulsara mi día?
  • ¿Qué me gustaría aportar al mundo?

Junto con estas preguntas, a continuación se presentan un par de ejercicios que pueden orientar algunas ideas.

EL DÍA “NORMAL” PERFECTO

Imagina un día normal y corriente en tu vida en el que todo va bien. Esto no significa un día en el que ganes la lotería o te vayas de vacaciones. Más bien, es un día que incluye tu rutina normal, pero que aun así se vuelve memorable como uno de los mejores días que has tenido.

Imagina lo que ocurre durante ese día, desde que te levantas hasta que te acuestas.

  • ¿Adónde vas?
  • ¿Qué haces?
  • ¿Cómo te relacionas con los demás?
  • ¿Con quién pasas tu tiempo?
  • ¿Qué experiencias vives?
  • ¿Qué detalles hacen que sea un buen día?

Mientras piensas en estas preguntas, escribe una descripción de tu día. Cuando termines tu descripción, reflexiona sobre tu día "normal" ideal. ¿Qué ideas te da sobre lo que más te importa? ¿Qué cosas del día a día te dan más alegría?

Escribe una lista de al menos tres cosas que hayas aprendido. Guarda esa lista en algún lugar donde puedas consultarla cuando necesites un recordatorio.

CONSEJO DE TU FUTURO  YO

Otra forma de desarrollar el pensamiento aspiracional es imaginar una interacción con tu yo del futuro.

Imagina que estás en tu espacio favorito al aire libre. Tal vez sea una playa al atardecer. Tal vez sea un bosque aislado o un jardín tranquilo.

Imagínate caminando por este lugar hacia una vivienda. Esta es la vivienda de tu futuro yo, un "tú" más viejo y sabio que ha cumplido todas tus esperanzas y aspiraciones. Cuando te acerques a la puerta de esta vivienda para saludar a tu futuro yo, fíjate en la edad de tu yo más sabio, en su forma de vestir, en su aspecto y en cómo se mueve mientras caminas con él.

Imagínate sentada y hablando con tu yo más sabio. Observa su presencia, su energía y cómo te afecta. Tómate un tiempo para preguntar a tu yo más sabio cómo llegó a ser quien es; escucha atentamente su respuesta. Pregúntale qué es lo que más le ha ayudado en el camino. ¿Qué tuvo que dejar de lado para llegar a ser quién es? ¿En qué áreas de su vida fomentó un nuevo crecimiento? ¿Qué nuevos comportamientos y patrones de pensamiento desarrolló?

Antes de salir de la vivienda, tu yo del futuro te ofrece un regalo. Es una pequeña caja con un mensaje de sabiduría en su interior que puede ayudarte en este mismo momento. Abres la caja y miras dentro. ¿Qué dice el mensaje?

Mientras reflexionas sobre este ejercicio, aquí tienes algunas preguntas más para tener en cuenta:

  • ¿Qué sentí al encontrarme con mi futuro yo?
  • ¿Qué noté en el entorno?
  • ¿Qué era diferente de mi yo futuro en comparación con cómo me veo hoy?
  • ¿Qué cosas valoraba mi yo más sabio?

ESCRIBE LO QUE MÁS TE IMPORTA

Las respuestas a estas preguntas pueden servir de guía para descubrir qué cosas te importan más. Por ejemplo, si algo que te importa es desarrollar la paciencia, podrías escribir la intención "Me recuerdo a mí misma que puedo ser amable y gentil conmigo misma y que la sanación lleva tiempo". O, si se trata de la seguridad, tu intención podría ser: "Alimentar las relaciones con aquellos en los que confío y con quienes me siento segura".

Al hacer esto, puedes tener una visión más clara de hacia dónde te estás dirigiendo. Todo lo que identifiques como importante para ti puede servir como recordatorio de por qué estás abrazando la creencia de que la sanación es posible.

Una vez que hayas escrito tus intenciones, puedes crear un plan para convertir esas intenciones en un comportamiento que te acerque al futuro que deseas.

Cada elección positiva que haces es una pequeña inversión en tu salud y felicidad.
—Rebecca Scritchfield, Mímate, ama tu cuerpo4

Al observar en qué punto de tu jornada de sanación te encuentras y estableces tus intenciones en función de dónde te gustaría estar, estás practicando:

  • Reconocimiento, al reconocer qué pensamientos y acciones estás realizando ahora, y si esos pensamientos y acciones te están llevando a creer que puedes sanar.
  • Atención Consciente, al dirigir intencionalmente y con propósito tus pensamientos y acciones hacia intenciones que puedan conducir a la sanación.
  • Aspiración, al considerar lo que más te importa y lo que te gustaría ver realizado en tu futuro.